Florin Gherghiceanu lleva los siete últimos años en el arbitraje aragonés pero no es un desconocido en el mundo del fútbol. Su padre era entrenador de este deporte en su país natal y el mismo Florin ha sido jugador en Rumanía y en España, hasta que una lesión le apartó de la regional pasando a jugar como veterano. También ha llevado el deporte a los niños, un breve impás, hasta confluir en mayor medida en el entorno del arbitraje.
Las tres primeras temporadas dirigió partidos en las categorías inferiores de la regional, pasando a la Preferente en la 14/15. Otros tres años en la Preferente para dar el salto a Tercera División este pasado verano, categoría a la que ha accedido a los treinta y seis años.
Al conjunto caspolino le ha pitado en tres ocasiones, una el pasado mes de agosto iniciando la liga y dos la temporada pasada. Su media de tarjetas amarillas ha descendido notablemente en esta campaña pasando a casi cuatro por partido, dos puntos menos que en el global de su trayectoria.