Cuando un equipo está situado en los sótanos de la tabla, no hace falta llamar a la fortuna, porque ésta rara vez suele aparecer. Es el vivo re ejemplo de lo que le pasó ayer al Caspe, que generó ocasiones de sobras para haber vencido, pero la falta de puntería volvió a lastrar a un equipo que se hunde. Para colmo de todos los males, no solo no puntuaron, sino que en una jugada puntual, el Almudévar, a siete minutos del final, terminó llevándose los puntos y dejando muy tocados a los de Carlos Burillo.
Supo frenar muy bien el equipo caspolino el habitual juego de toque de los amarillos. Bien pertrechados, hicieron daño en las jugadas de ataque. A los 12 minutos, Barriendos se revolvió bien, lanzando a las manos de Valera. De seguidas fue Luis Castilla quien centró con la portería, y por último fue Repollés quien hizo trabajar otra vez al meta del Almudévar.
Se equilibró más el choque en la segunda mitad, pero otra vez las oportunidades más claras fueron para los de los Rosales. Bagán a portería vacía lanzaba fuera para desesperación general y el centro de Repollés, se envenenó, pero no entró.
El Almudévar, que solo se había acercado por mediación de Calderón, anotó en una jugada por el centro de Gabi, que pasó a Sergio Sánchez y éste sin pegarle del todo bien, alojó el balón en la meta local.
El gol destrozó la moral del Caspe, que ya no tuvo fuerzas para intentar al menos el empate. Mazazo durísimo.