De pie: Pina, Martín, Pascual, Godina, Catalán, Marculeta y Fábregas.
Agachados: Repollés, Teruel, Esteban, Iguacel, Cobo y Castillón. (Foto: Ruiz)
Vivió muy de cerca el nuevo Club Deportivo Caspe puesto que su padre, Tomás Castillón, fue el primer presidente de la entidad cerrando la década de los cuarenta y a Santiago le tocó: "tomar muchas notas y rellenar fichas y tarjetas de socios".
Según los cronistas de la época era un delantero fino, con buen regate y apetencia por la zona de creación.
Cuando colgó las botas no abandonó la que era una de sus pasiones y siguió viviendo el deporte desde la grada, trabajando y acompañando al trío arbitral desde su puesto de delegado del Colegio Aragonés de Árbitros.
Como Primer Teniente de Alcalde en el Ayuntamiento, en el comienzo de los sesenta, estuvo muy próximo al club habilitando fórmulas para la salvación de la sociedad en uno de los momentos más críticos de su existencia.
Santiago Castillón recibió recientemente el reconocimiento del club al haber llegado a los cincuenta años de socio y portando el primer guarismo en su carnet.
Descanse en paz.