En su etapa juvenil perteneció al Estadio Miralbueno el Olivar de Liga Nacional. Después hizo la pretemporada con el Zaragoza B pero fichó por el Endesa de Andorra donde jugó en 2ªB. Tras el paso por el conjunto andorrano ficha por el CD.Caspe con la opción de quedar libre si algún equipo de superior categoría se interesaba por sus servicios. Sin terminar la temporada, firma por el Real Burgos de Primera que lo cede al Langreo y de ahí al Burgos la temporada siguiente hasta que sucede el fatal desenlace.
En el Club Deportivo Caspe jugó treinta partidos de la temporada 1992/93 en Tercera División, marcando diecinueve goles de los treinta y cinco que sumó el equipo. Era un jugador con una potente pegada y que abarcaba amplias zonas del medio campo. Ha sido uno de los jugadores que, dada su proyección, ha dejado huella en su paso por el club caspolino.
"Sí, era un lujo. Era un jugador de otro nivel.
Era un jugador con una planta de uno noventa y seis, con una pegada muy grande y todo un atleta.
Tenía unos principios muy arraigados porque desde los dieciséis años hasta los diecinueve estuvo compitiendo a nivel nacional. En una categoría como aquella Liga Nacional.
Una semana le tocaba ir a jugar contra el Atlético de Madrid y otra con el Barcelona, es decir, estaba acostumbrado a vivir un mundo semi profesional.
Cuando llegó al Caspe, además era muy humilde, lo que pretendía era ser profesional. Otra cosa es que lo pudiera conseguir y él afortunadamente lo consiguió.
Los jugadores y entrenadores que salían de Aragón eran muy contados entonces.
Su paso por el Caspe, él siempre lo decía, que estaba en el Burgos porque había dado el salto gracias al Caspe."