Yo a los dieciséis años ya estaba jugando en Tercera, prácticamente, no pasé por juveniles.
Cogieron el club Mariano Gómez Callao, su hermano y Soto, y eran los que dirigían el Club Deportivo Caspe. Contaron conmigo y al cuarto partido de liga ya jugué y marqué dos goles.
El primer gol lo metí de espaldas y no sé lo que hice. Fue como una chilena, pero no chilena que te caes al suelo, y entre mucha gente que había pues, fue gol.
El segundo fue más o menos igual, y ya, buf, estaba en una nube. Ya digo, en una nube.