Publicado 26/10/2020

Anécdotas para comprender los últimos 70 años del fútbol

Javier Gracia Galicia, imagen de una campaña del actual CD.Caspe y de su historia

Javier Gracia Galicia, jugador del Club Deportivo Caspe en los años cincuenta y sesenta del siglo pasado, achaca a la falta de lesiones una de las claves para haber jugado tanto tiempo

La única lesión que he tenido fue una patada que me dieron en un gemelo. Al día siguiente amanecí con un buen hematoma. Mariano (Gómez Callao) con un coche que tenía. Mariano jugó en el Andorra y de ficha le dieron un 4L (Citroën 4L). Con ese coche me subió a Zaragoza, a la Federación. Y allí dicen: "ese vendaje quien se lo ha hecho", le respondí que el médico de Caspe, y me dijeron: "el médico o un matarife". Me metió una jeringa y me sacó lo que pudo. Lesiones largas no he tenido.


Javier cuenta, algo sorprendido todavía, la falta del sentido del humor de un árbitro cuando le hizo una observación sobre el reloj que portaba en la muñeca y aquella broma le costó la expulsión

En un partido que jugábamos aquí en casa, entonces venía un árbitro solo y no había tarjetas, pitó falta en el centro del campo. Coincidió que estaba a su lado cuando la pitó. Es ese momento le vi el reloj y le dije: "ese reloj lo recogerías en alguna trinchera cuando la guerra". Aquello parecía un despertador. Y me dijo: "a vestirte" y me expulsó. La única expulsión en todo el tiempo que estuve jugando.


Javier Gracia en dos momentos de su larga carrera como jugador del CD.Caspe

El fútbol aficionado siempre ha tenido un carácter voluntarista, pero más si cabe en épocas precarias. De ahí que muchas veces se gratificase en especie cuando no llegaba el efectivo

Eloy, el carnicero, el padre, era un hombre al que también le costó dinero el Caspe. Una día, entre semana, nos dijo: "el domingo cuando vayamos a Mequinenza os prepararé carne". Entonces, la mayoría de los que jugábamos solo veíamos la carne colgada en la carnicería. Empezamos a asar carne y bueno… una carne estupenda. Luego, llegamos a Mequinenza a jugar y me parece que nos metieron siete u ocho goles, no sé, un montón.


Javier Gracia nos cuenta una experiencia más de sus años como jugador, cuando los viajes largos había que rentabilizarlos aunque las condiciones de los campos no fueran las más apropiadas

Un día íbamos a jugar a Tauste. En aquella época los campos de fútbol se hacían generalmente con tractores, nivelando... y se hacía el campo de fútbol. El campo del Tauste lo habían terminado en esa semana. Nos cogió una tormenta llegando a Tauste, una tormenta muy fuerte. Los delegados con el árbitro vieron el terreno y decidieron que se podía jugar. Saltamos al campo y como la tierra era tierra movida no te veías las botas, estaban por debajo del barro.