Cogió al CD.Caspe en el verano de 1987 cuando, después de varias reuniones, nadie se hacía cargo de la entidad caspolina. El tiempo apretaba la planificación de la siguiente temporada y ante la falta continuada de voluntarios, Fortuño se levantó de su asiento en el salón de sesiones del ayuntamiento y propuso: "si hay diez que me sigan me ofrezco para presidente".
La primera temporada contrató a José Luis Gómez como entrenador concluyendo la liga en la undécima posición de veinte equipos. El segundo año, la tabla deparó una peor plaza llegando hasta la décimo sexta posición con Paco Corpas en el banquillo, aunque con un rosario de lesiones que penalizaron el curso deportivo.
Ambas temporadas sirvieron de aprendizaje para desembocar en una tercera, en la que tanto económica (gran agujero negro hasta entonces) como deportivamente, el equipo logró las mejores cotas, equilibrando el presupuesto y consiguiendo la tercera plaza al término de la liga.
En el final del mandato de Agapipto Fortuño destacaron: la bicefalia que compartió con José Hernández, el patrocinio de VINSA y la dirección técnica de César Ascaso junto a una plantilla que interpretó de forma solvente el discurrir de la competición.