Publicado 10/12/2020

Cuando paso por la tapia del fútbol me emociono

Manuel Vallés con la camiseta avista pugna por la pelota con Ortiz del Real Zaragoza. Detrás, Blasco del Zaragoza y Miguel Paracuellos del Caspe

Manuel Vallés Ballabriga, caspolino, vistió la camiseta avispa, antigua del Club Deportivo Caspe, en juveniles, en una eliminatoria frente al Real Zaragoza en la temporada 61/62

Mi juego era… era delantero centro "astuto".
Corría mucho, tenía buen control de balón -como se decía entonces- y luego buen remate.
Siempre he jugado al espacio y como era muy veloz, me buscaban.
Escrivá por la izquierda que era rápido y centraba muy bien y yo remataba lo que podía.
Me acuerdo que mis primeras botas las hizo Ángel Ferreres. Me tomó la medida en un cartón y sobre ese cartón trabajaba.
Unas botas preciosas. Eran de cuero auténtico y yo iba a buscar trocicos de tocino para limpiarlas bien y que no se cuarteara el cuero.
Cada vez que voy a Caspe y paso por la tapia antigua que ha quedado del fútbol me emociono porque, en ese campo, es donde yo jugué. Mis recuerdos están ahí.


Eliminatoria frente al R.Zaragoza en la temporada 61/62. De pie: Pepe Royo, Monclús, Ráfales, Piazuelo, Inocencio, Zaporta y Sanz. Agachados: Mateo, Escuín, Paracuellos, Tudela, Vallés y Escrivá.

En la temporada 61/62 jugaba con el Caspe, con los juveniles y nos entrenaba Ferreres.
Ese año vino el Zaragoza a jugar. Hubo mucha gente en el campo y ganamos tres a dos.
Jugamos un buen partido, había muchísimo barro y yo metí dos goles.
En la vuelta en Torrero, nos metieron diez a cero. Monclús fue el héroe porque podían haber sido cuarenta.
Esa camiseta era la de siempre del Caspe, la avispa, amarilla y negra. Esa equipación nos la dejó el Caspe.

Manuel Vallés marchó después a Barcelona con su familia y jugó en el Júpiter de Pueblo Nuevo y en torneos de empresas. Posteriormente sacó el carnet de entrenador y lleva más de treinta y cinco años compartiendo su saber con los equipos de la regional (ha entrenado en Tercera) y del fútbol base.