A veces salías contento de los partidos. Otras, te sacaban familiares o amigos a hombros y pensabas que chorrada…
Un delantero tira veinte centímetros fuera y es una maravilla y el portero llega dos dedos tarde y es gol. Eso es así.
En un partido Caspe - Maella, con Manolo Cortés, le cedí un balón, él estaba solo, se lanza con el balón hacia el campo contrario, llega a la altura de la tribuna, yo voy saliendo acompañándole hasta el borde del área, un poco más, y cuando llegó al borde de la tribuna no sé qué le pasó por la cabeza, pisó el balón, se giró y me la cedió. Pero me la cedió tan bien que metió gol. Yo, para atrás, para atrás, para atrás, pero la clavó por toda la escuadra. Y así acabó el partido.