Yo subía la banda, como me decía (Jesús) Romeo: "usted, como siempre, suba como usted sabe y centre como usted sabe".
Te venía el balón y si podías subir, subías, y cuando llegabas, más o menos, al borde del área, por la izquierda, tirabas al punto de penalti esperando… si estaba José (Diego) o estaba Joaquín (Berges) y podía entrar la pelota. Casi siempre a rosca.
Si estabas atrás le pegabas el patadón y ¡fiesta!, como podías.
Y el primer partido que jugué con el Caspe, un triangular de fiestas, el trofeo se resolvió a penaltis y también tiré uno.
Jugando, un gol he metido. Como dicen ahora los profesionales de esto, en toda mi carrera he metido un gol, en Ejea. Lo malo fue que luego ellos nos metieron nueve, pero yo metí un gol de falta.
Una falta fuera del área. La barrera se puso muy mal y dejaba libre toda la escuadra izquierda. Pensé, a la escuadra va a ir el balón, le pegué mal, pasó por en medio de la barrera y entró por el medio de la portería. Pero bueno, fue gol.