Foto: Erika Martínez Alcalde.
Pero vayamos a lo concreto. El CD.Brea, de la mano primero de Raúl Parada en el banquillo, no empezó la temporada acorde con las expectativas de un equipo recién descendido, al que se le presupone la base suficiente para aspirar a deshacer lo andado. Al contrario, en los ocho primeros partidos de liga sumó solo dos puntos.
Este errático comportamiento dio como consecuencia el relevo en el banco que, si bien ha multiplicado por seis los puntos logrados, no ha conseguido del todo superar las posiciones de descenso. Es verdad, no obstante, que los nueve puntos ante Tamarite, Épila y Belchite con Jorge Abad ya asentado en la dirección del equipo, han traído mejores rutinas a los marcadores breanos.
Por su parte, al conjunto de Javier Romero le pesan las cinco últimas derrotas, por su significado y por el frío cálculo que, con base a la tabla clasificatoria, se podían presumir. Las cifras no aguantan los colores y permanecen impasibles a las emociones, pero siempre dejan el camino expedito para tratar de sobreponerse y revalidar la autoestima.
Seguro que en eso confían los aficionados caspolinos y desean que, al fin, el nuevo año compense los últimos sinsabores.
En cuanto a los precedentes, cinco han sido los compromisos a los que breanos y caspolinos se han enfrentado en tierras bajoaragonesas y, la verdad, es que los marcadores han estado muy repartidos (dos victorias locales, una visitante y dos empates).
De los cinco sobresale el disputado en la temporada 85/86 por lo insólito del resultado ya que se marcaron doce goles (nueve a tres). Samper con cuatro tantos redondeó la tarde acompañado por Leciñena con dos y Abad, Arcal e Isidoro con uno cada uno.
Y hace siete años se jugó el último partido entre ambos equipos, único en Tercera, con empate final en el marcador y gol de Gabri.