Club Deportivo Caspe
 

Temporada 1932/33


El aspecto oficial del fútbol en Caspe ha sido el eje central de lo publicado hasta ahora, ya que fue la faceta que mayor renombre dio a la localidad en el entorno regional. Había, no obstante, otro fútbol que se jugaba y del cual no hemos hablado: el practicado por los niños. Puede ser éste un buen momento, dada la sequía federativa, para detenernos en el significado social y en las particulares reglas que encerraba. Que lo vayamos a tratar en este capítulo no quiere decir que sea privativo de la temporada, puesto que con pequeñas alteraciones, tanto se hacía antes del 32 como se hará después del 33.

Los chavales juegan en el colegio y hacen torneos que se organizan ellos mismos. Equipos como: la calle Baja, la calle Tudón, San Roque, El Muro..., don Emilio Romera Barrachina recuerda el equipo de estudiantes llamado Los Leones Invencibles y don Fernando Gamundi Oliveros el Club Titán de Hierro. También juegan en las eras que circundaban la población, había muchas y variadas. Las más visitadas se encontraban en la calle Barcelona, en el entorno al cabezo de la Val de Escatrón, junto al polígono Los Arcos o en los aledaños a los antiguos depósitos del ferrocarril, aunque sobresalían con luz propia las del Batán, terrenos futbolísticos usados hasta los setenta, años en los que abrirán otras perspectivas.

Cualquier excusa era válida para jugar al fútbol, cuando no había torneo era pertinente un partido de entrenamiento. Se juntaban varios chavales y si no pertenecían a una misma pandilla formaban los equipos por elección directa comenzando quien había sido agraciado por el azar. Dos voluntarios, casi siempre los que más sobresalían o en su defecto los porteros "daban pies". Los dos chicos se ponían a cierta distancia, enfrentados, y caminaban el uno hacia el otro posando alternativamente un pie delante del anterior hasta que llegaban a juntarse. Quien fuera el último en poner su pie en el espacio libre pisando al contrario ganaba, era el primero en elegir y, por tanto, se llevaba para su equipo al mejor elemento de todos los presentes, el resto de jugadores eran elegidos consecutivamente. Esta fórmula tenía sus anécdotas, como la que nos relataba don Joaquín Ráfales Dolader (portero) que siempre tenía que jugar frente a su amigo Antonio Pascual (delantero) porque eran los números uno y dos en la elección y nunca les tocaba juntos, así pues, se producía una tremenda contradicción: a la amistad tenían que anteponer la rivalidad y más aún, debían consumar el fin primordial del fútbol, uno meter goles y el otro intentar que no entraran.

Había algunas variantes que se inventaban aquellos más avispados, bien para hacer unos equipos más justos y equilibrados (el equipo A con los 1-4-5-8.. y en el B los 2-3-6-7...) o bien para llevarse el sorteo inicial y contar así con el jugador más deseado en sus filas, en este caso solo ganaba quien conseguía "monta y cabe", es decir, si además de pisar al adversario podía cruzar el pie en el hueco sin tocar a su competidor. Asimismo era característico el equipo que "no se daba", no estaba conforme con el sorteo y posterior elección porque se sentía perjudicado y propugnaba volver a "dar pies" haciendo un plante, discutiendo continuamente o chantajeando a los contrarios si el balón pertenecía a alguno de los sublevados o no conformes con la suerte que les había tocado.

En cuanto al número de jugadores no solía haber grandes trifulcas, jugaban todos los que estaban. Si el total de chavales era par se repartían el mismo número en un equipo que en el otro y si era impar el problema no era importante porque al final siempre quedaba "el gordo o el malo" y esto no era óbice para el comienzo del "match".

Cuando los partidos eran de menor trascendencia, no había romería en grupo hasta las eras y se montaban los partidos en la misma calle o en el recinto colegial; don Fernando Gamundi Oliveros cuenta que "los estudiantes jugaban en el corral de los franciscanos con una pelota de goma perteneciente a los monjes".

No obstante, el ciclo del fútbol en Caspe vuelve a tener forma ascendente y al margen de los partidos esporádicos y sin preparación alguna que ya hemos mencionado, los estudiantes mayores toman conciencia del juego y forman un equipo que decide, en un momento dado, hacer una excursión a la comarca. Según recuerda don Domingo Gargallo Jariod: "Acostumbraban a jugar en el patio del instituto y los partidos más serios los hacían en el campo de Torre-Ramona, que ya no tenía cañizos pero estaba libre de obstáculos. Compraron dos porterías y las transportaban en unas carretillas del pueblo al campo de deportes y vuelta al pueblo".

El 16 de abril (Domingo de Pascua) recoge "El Noticiero" crónica de un partido de fútbol jugado en Escatrón con desplazamiento en autobús de un equipo de estudiantes de Caspe. En este encuentro sólo se jugó la primera parte a causa de la lluvia. "Los estudiantes...", dice el diario, "...estaban reforzados por algunos elementos deportistas", sin duda, algún jugador caspolino que formara con el C.D. Caspe en la recta final de su primera época.

En cuanto al fútbol federado, en Aragón estaba dividido de la siguiente forma:

Campeonato Nacional de Liga:

- Primera División (sin equipos aragoneses).
- Segunda División (sin equipos aragoneses).
- Tercera División, grupo Cuarto: Zaragoza y Huesca (el mítico Iberia había desaparecido, fusionándose con el Zaragoza).

Campeonatos regionales:

- Mancomunidad Guipúzcoa-Navarra-Aragón. Participa el Zaragoza.
- Segunda Categoría: Arenas, Huesca, Español y Juventud (el Arenas conseguiría el campeonato).
- Tercera Categoría: Amistad, Atlético, U. Victoria y C.D. Huesca (campeón el Amistad).
- Torneo Amateur formado con los equipos de Segunda y Tercera Categorías (campeón el C.D. Español).


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