Club Deportivo Caspe
 

Temporada 1964/65


Continúa Alejo Lorén Albareda al frente de la sociedad, "sólo me había comprometido por una temporada, pero me hicieron una cena-homenaje y casi me obligaron a estar otro año más".

El 24 de julio de 1964 celebra Asamblea anual el Club Deportivo Caspe. Alejo Lorén presenta la dimisión una vez agotado el plazo que se había autoimpuesto para sacar al Caspe de la deuda acumulada. Los treinta y cinco asistentes a la reunión no son capaces de encontrar una vía de escape a semejante atolladero, concluyendo la vista sin acuerdo: El Club queda oficialmente sin Directiva y, por tanto, en manos de la Federación.

No obstante, el sacrificio de los caspolinos doce meses atrás no podía quedar ahora estéril, máxime cuando en tan sólo dos semanas se recogían 140.000 pesetas en una campaña alentada desde las ondas de Radio Caspe. El propio órgano federativo, a través de su vocal Florencio Repollés, impulsa diversas reuniones y el 22 de agosto le preparan a Alejo Lorén una "trampa consentida", la nueva temporada está prácticamente delimitada y sólo hace falta la confirmación oficial del Presidente.

La noche transcurre en un clima agradable, la decisión parece tomada, únicamente resta hacerla pública. Don Jesús Guiral Grau, Director del Instituto Laboral de Valls, en nombre de los aficionados agradece al titular su disposición y Alejo, tras los aplausos de rigor, responde en un breve discurso, "...acepto porque pretendo seguir invirtiendo en la mejora de las instalaciones". La temporada anterior se habían colocado las vallas metálicas y para este ejercicio quiere acometer la ampliación de la tribuna cubierta, "fue una de las cosas que más ahínco puse, pero que no pude conseguir, la mala suerte se alió entonces y cuando tenía la palabra contraída con don José Silues, este falleció, extinguiéndose con él el proyecto".

Alejo Lorén repite este año el férreo control económico, pero hay una importante variación con respecto a su primera temporada: El capítulo dedicado a jugadores obtiene un considerable crecimiento, compensado por el menor gasto dedicado a la cuenta "L". La consecuencia es invariable, una vez más, se cae en la tentación de ampliar inconvenientemente la plantilla de forasteros. Sin menospreciar en momento alguno a aquellos jugadores que proceden allende fronteras locales, la diferencia en el cobro no siempre establece rendimiento o eficacia. El C.D. Caspe renueva su plantel en cinco fichas para el once tipo, más dos ya comprometidos, suman siete jugadores de fuera que cierran puertas a los jóvenes locales.

Siguen Tomeo en el eje de la zaga y Titín como hombre-repartidor. Hernández ficha para el lateral derecho. Barcelona sustituye a Burillo, que marcha a Jaca a la mili, y Royo entra por Baila, que emigra a Calatayud. Para la delantera, el alcañizano Domingo juega por Quinito en la banda izquierda y Zarrita, Pelayo (sustitución) y Gómez Callao se reparten las otras dos puntas. Así pues, quedan representando a la localidad el portero Soto, que ha fijado su residencia en Caspe, Javier, que juega como hombre libre (lugar que ya ocupaba la temporada pasada, ahora más evidente), Pueyo, que sigue en el lateral zurdo, y Gómez Callao. Sólo cuatro puestos, en visible contraste con la adecuada política que se está llevando por abajo, donde los valores de casa vienen apretando muy fuerte.

A lo largo de la Liga se produce un movimiento de rechazo que coincide cuando los resultados no acompañan. Soto, Gómez y Pueyo acuden a Radio Caspe declinando cualquier responsabilidad achacable a los jugadores de casa, e incluso se precipita una sustanciosa disfunción entre locales y foráneos.

En capítulo puramente estadístico, la Liga empieza con dos victorias consecutivas, en Ejea cero a dos y después en casa, frente al Arenas, por cuatro a cero. Victorias que valen la segunda posición de la tabla. Este ritmo inicial no es sostenido en las siguientes jornadas y el equipo cae a la octava plaza, lugar que le será familiar durante todo el torneo.

El Caspe consigue un equipo competitivo y queda noveno clasificado, sin positivos ni negativos, redondeando una aceptable campaña. La discusión comienza cuando se pone en tela de juicio si este afán por mantener a toda costa la categoría es posible sólo y únicamente con el esfuerzo pretendido de la cúpula dirigente. Si el Club juega y lucha en un terreno que por masa social no le corresponde vuelve a hipotecarse aparentando un "modus vivendi" que no puede mantener y con ello el precio que se paga es muy alto, tan alto que de nuevo correrán aires de tormenta y se vivirán momentos espinos, hasta el punto de sufrir una completa revolución en su trayectoria. Pero como eso es futuro, por el momento limitémonos a desarrollar lo acontecido en la 64/65.

Al margen de los guarismos, datos impasibles con el discurrir del tiempo, se producen otros hechos hasta ahora no escritos, que sólo permanecen en la memoria de sus actores. Tales sucesos resultan más o menos chocantes o ridículos dependiendo de la chispa del recitante, aunque todos tengan un mismo hilo conductor que no necesita de excesiva imaginación para recrearse en su gracia:

- Esta temporada ficha para el banco un veterano entrenador, Jerónimo Loscos Cascán. Su labor no convence a todos los componentes de la plantilla. José Luis Samper no está de acuerdo con el procedimiento empleado por su superior y será apartado del equipo, entrenando por su cuenta el resto del campeonato.
- En el desplazamiento a Teruel (2-2) el lateral Hernández choca con Goyito, quedando inconsciente. Un simple encontronazo rodeado de mala fortuna que se convierte en juego sucio. Lances antideportivos no cortados a tiempo por el árbitro señor Fatás que degeneran en invasión de campo y un línea lesionado.
- En la jornada decimoquinta se guarda un minuto de silencio por el fallecimiento de don Vicente Lorén, padre del Presidente.
- En el Barbastro-Caspe al portero caspolino Soto le mete dos goles su hermano, que jugaba de delantero en el equipo contrario.
- A ocho partidos para el final es sancionado Hernández con cuatro partidos por agresión.
- Dos semanas más tarde debutan Arbués y Nicolás, y el juego del Caspe es definido por el corresponsal andorrano como "gafe, incómodo, violento y marrullero".
- La penúltima jornada enfrenta a los titulares del Caspe y Alcañiz en la ciudad del Compromiso. Los turolenses, que concluyen el torneo con diecisiete negativos, viajan con un equipo de circunstancias. Este extremo es aprovechado por los locales para ir sumando goles en el marcador. Cuando el partido reflejaba un 10-0 el árbitro pita un penal, al parecer inexistente. Los jugadores alcañizanos quieren abandonar el campo y los aficionados gritan al unísono: ¡Fuera! ¡Fuera! Mariano Gómez, que era el encargado de lanzas las faltas máximas, da un "zambombazo" al balón y lo manda a córner ante la carcajada general. No se materializaron más goles, pero la decisión del delantero sentaría cátedra para el domingo siguiente.
- Así es. El último partido de Liga se juega en Calatayud y el árbitro designado (señor Palacios) es el mismo que pitara una semana antes en Caspe. Gómez Callao dura lo justo para pasearse por entre las cuatro bandas, su compañero Javier lleva pronto idéntico destino y el Caspe queda con nueve jugadores y un gol de ventaja que había marcado Nicolás. El propio goleador recuerda, "...a partir de entonces no nos dejó pasar de medio campo. Pitó un penalty en contra y lo mandó repetir hasta que lograron el empate". A continuación, dice Manuel Ráfales, "los de Zaragoza empezaron a tirar pelotas fuera, lanzando lo más lejos posible todos los balones que se acercan al área". En uno de los despejes, confirma Gómez Callao, "Nicolás pega un patadón al balón con tan mala fortuna que le sale raso e impacta en un niño pequeño que sostenía su madre. Como los ánimos estaban muy calientes, saltó al campo el padre de la criatura y algunos aficionados más, con claros indicios de golpear al incrédulo rematador. Intervino la Policía Armada y lo llevaron a Comisaría". El partido termina con el resultado de tres a uno, sin otra incidencia. "Nicolás era el más joven de todos...", añade Gómez Callao, "... y por supuesto no tuvo ninguna intencionalidad de pegarle al pequeño, fue algo totalmente imprevisto". La Policía retiene a Nicolás y tramita la denuncia que pone el irritado padre, "me condenaron en el juicio a siete días de arresto menor, sin salir del domicilio, y al pago de una multa que no hice efectiva porque, al ser juvenil, me declaré insolvente".

Terminada la Liga se disputan otros torneos, y aunque lamentablemente no tenemos información, sí sabemos:

- Que para la Copa ficha Javier Monclús Godina el 17 de mayo de 1965.
- Que don Jesús Giménez dirigía un equipo de la OJE y jugaba partidos no federados, y
- Que el 29 de junio de 1965, festividad de San Pedro, se juega un amistoso entre una selección tarrraco-aragonesa, formada con jugadores del Tarrasa, Batea y Gandesa por los catalanes y Maella, Fabara y Nonaspe por los aragoneses, que se enfrenta al C.D. Caspe en un partido a beneficio de Pascual Diego, lesionado gravemente en el Torneo de Adheridos. Todos los componentes del combinado se ofrecen gratis, así como los locales (Conte, Pueyo, Ráfales, Pedro, Raboso, Burillo, Quinito, Paracuellos, Callao, Nicolás y Diego). La entrada costaba 15 pesetas para los hombres y un duro para mujeres o niños. La recaudacion suma 3.700 pesetas, más 850 pesetas que paga la Mutualidad a cuenta de jornales.

El 22 de mayo último acto de la temporada, Asamblea ordinaria de socios y... "vuelta a empezar". Bajo la presidencia del Concejal Cándido Piazuelo Anós. Alejo Lorén agradece la respuesta de los aficionados, rinde cuentas con un superávit de 3.804,09 pesetas y presenta irrevocablemente la dimisión. La reunión termina sin otra alternativa, provocando una nueva crisis; además, el 30 de junio cesa en la Federación Florencio Repollés como vocal-representante de los clubes de Tercera, al cumplir los cuatro años de mandato.


Texto Libro