Club Deportivo Caspe
 

Temporada 1951/52


La Junta Directiva que preside por segundo año don Miguel Morales Cortés da un vuelco considerable en su política deportiva, obligados ante el dinero que cuesta mantener un equipo basado principalmente en jugadores residentes en Zaragoza, aunque sean estudiantes y con ello proporcionalmente más baratos. La lógica les fuerza a depositar la confianza en los muchachos de la cantera si se quiere evitar a corto plazo la desaparición del fútbol por inanición. La temporada comienza, no obstante, con un plato fuerte. En el partido de Fiestas el C.D. Caspe ha de enfrentarse al potente Escoriaza, si bien estará reforzado con tres jugadores del Real Zaragoza (Eguiluz, Ojinaga y Cabido) que asistirán al encuentro junto con el entrenador Juanito Ruiz, que posibilitara el reciente ascenso a Primera División del primer equipo aragonés. El Escoriaza cumplirá el compromiso con un doble objetivo: continuar con su preparación de cara a la Tercera División y comprobar en vivo las evoluciones del caspolino Maza, de quien han obtenido inmejorables informes. No le sale un buen partido al delantero y en consecuencia no ficha.

En la Tercera División participan seis equipos aragoneses divididos en tres grupos:
- Grupo Tercero, Arenas.
- Grupo Cuarto, Escoriaza y Binéfar.
- Grupo Quinto, Calatayud, Hernán Cortés y At. Zaragoza/Universitaria.

Al Universitaria han ido a parar la mayor parte de los efectivos que el año anterior figuraban en las alineaciones caspolinas, incluyendo al delantero local Florencio Repollés. Los aficionados tendrán ocasión de presenciar su juego una vez más en el partido amistoso que disputa el Caspe con el Pedro Cerbuna de Zaragoza.

La temporada oficial comienza para el C.D. Caspe el 9 de septiembre con una visita a Zaragoza para enfrentarse al Amistad y obtener el primer positivo de la Liga. Los dos siguientes partidos son también desplazamientos a Mequinenza y La Almunia frente al Español, con sendas victorias que le auguran un brillante porvenir. Con cinco positivos el Caspe se presenta ante su afición el último domingo del mes de septiembre, consiguiendo una nueva victoria y redondeando así una tarde en la que se había procedido a la inauguración de una flamante tribuna construida en el centro de Preferencia.

El C.D. Caspe mantiene una trayectoria muy regular, siempre en lugares altos de la tabla, alcanzando la tercera posición al término de la Liga. Son once los equipos que finalizan la competición, dada la renuncia del Mequinenza el 2 de diciembre. La Federación procede entonces a conmutar todos los resultados obtenidos en los partidos jugados por este equipo, perjudicando claramente al Caspe, único conjunto que se había medido las dos veces (ida y vuelta) con el Mequinenza, venciéndole en ambas ocasiones, lo que significará la resta de cuatro puntos en la clasificación final.

En otra reunión federativa, el 17 de noviembre, se estudia una propuesta para reestructurar el fútbol regional, que estaría dividido, al margen de la Tercera División, en tres categorías: una Preferente, de diez equipos; Primera Regional, con doce, y Segunda, con otros doce representantes. Es la primera vez que se habla de una categoría "Preferente", aunque la idea no llega a cuajar.

El 10 de febrero vuelve la competición al municipal caspolino con el primer partido del Campeonato de Aficionados. Lo gana el Caspe al Alcañiz por tres a cero, renta suficiente que le permite pasar a siguiente ronda a pesar del resultado negativo que encaja en la ciudad vecina (cero-dos). La segunda eliminatoria no será tan ventajosa para los intereses caspolinos: el Turolense da buena cuenta de sus aspiraciones al derrotarles por tres a seis.

Como si de un globo pinchado se tratara, el C.D. Caspe va perdiendo fuelle poco a poco, desinflándose a medida que pasa el tiempo. Bien es verdad que termina la Copa con dos buenas victorias pero resultan de todo punto insuficientes para equiparar los auténticos desaguisados que le infringen tanto Celta (campeón de grupo) como Fuenclara, auténticos verdugos. A un buen estado de forma en la Liga le sigue un desalentador paso por el Campeonato de Aficionados, confirmado poco después con el decepcionante papel obtenido en la Copa de Primavera.

Es tiempo de reflexión y cambios. Don Miguel Morales Cortés, presidente, cierra un ciclo de cinco años en el que ha participado de forma activa, más si cabe los dos últimos al ostentar la máxima representación del Club (la elección a presidente se efectúa por un período bianual). Quizá la cuestión más conflictiva del mandato presidencial cesante fue variar el rumbo emprendido tras la constitución de la Sociedad. De un equipo totalmente local se pasó, a base de fichajes, a otro formado en su mayoría por jugadores de fuera que arruinó la economía, al volver a incluir gente de casa se había perdido un tiempo precioso imposible de recuperar. En todo caso, debemos significar en su descargo que era la primera vez que ocurría en esta segunda época. A lo largo de los años venideros volverán sus dirigentes a tropezar en la misma piedra con idénticos resultados, perdiendo la mayoría de lo antes acontecido y sumiendo al Club en mayores quebrantos, pero de ello ya hablaremos en su momento.

La temporada se cierra definitivamente con un partido amistoso que se disputa el 15 de junio en Caspe, cuando ya el equipo no entrenaba, entre el titular y el Mequinenza, finalizando por siete a dos favorable a los locales. En este partido se guarda un minuto de silencio por la muerte del hombre que asumió la grata tarea de reflotar al Club sacándolo del anonimato: Don Tomás Castillón Albareda (presidente honorario).


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